La Asociación Lengua Común, ante la Delegación del Gobierno en Aragón, solicita que la lengua a utilizar en la señalización viaria atienda a la norma que marca el uso y el sentido común, y no se pliegue a demandas minoritarias identitarias de carácter político. Por ello presenta instancia en Zaragoza, ante el Delegado del Gobierno en Aragón, con el texto siguiente:
La Asociación Lengua Común, inscrita en el Registro General de Asociaciones de la Comunidad Aútonoma de Aragón con número de registro 01-Z-2600-2009, incorporada a la Plataforma “Hablamos Español”, y en su nombre Lorenzo Castelereanas Puyó, (NE: obviados datos personales), en ejercicio de sus derechos y cumplimiento de su objeto social,
EXPONE:
Mediante dos Decretos de 27 de junio de 1980 se autorizó a los entonces ayuntamientos de Gerona y Lérida a cambiar el nombre de sus municipios por los de su origen catalán, que son los de Girona y Lleida, respectivamente.
Como consecuencia de ello, el año 1992 se extendió la denominación en catalán a esas dos provincias mediante la aprobación de la Ley 2/1992, de 28 de febrero para acomodar la denominación oficial de las capitales a las del conjunto del territorio provincial al que dan nombre.
Otro tanto ha pasado con otras capitales y provincias españolas, que han pasado a denominarse oficialmente con sus nombres en las lenguas autonómicas propias y no en español que es la lengua común y mayoritaria, incluso en sus propios territorios.
No obstante, la antedicha ley 2/1992 introducía una disposición adicional que dice lo siguiente: “En los libros de texto y material didáctico y en otros usos no oficiales, cuando la lengua que se utilice sea el castellano, el topónimo correspondiente podrá designarse en esta lengua”. Dicha disposición adicional establece un criterio de racionalidad que debería prevalecer siempre en todas aquellas comunicaciones o informaciones de carácter no oficial destinadas a un público mayoritariamente castellanohablante o hispanohablante, que conoce a todas esas poblaciones y provincias por su nombre español y no en las respectivas lenguas autonómicas, cuyo conocimiento y uso no es además obligatorio.
Es por eso que entendemos que todas aquellas señales de tráfico denominadas de dirección, que indican los nombres de poblaciones situadas en itinerarios que tienen su origen en territorio aragonés deberían estar rotuladas en español, que no sólo es el idioma oficial de la Comunidad Autonóma de Aragón, sino el idioma comúnmente hablado por todos sus habitantes y por la mayoría de los usuarios de nuestras carreteras procedentes de otras comunidades. Entendemos que el objetivo principal de la señalización viaria es, además de mejorar la seguridad de la conducción, ofrecer información útil a los usuarios. Esa información, para que sea útil, debe ser ofrecida, como ocurre y se exige en múltiples ámbitos de la vida (folletos y documentación comercial, manuales de uso, prospectos de medicamentos, clausulas de garantía de productos y servicios…) en el idioma común y mayoritario de los usuarios. Con ese mismo criterio, el nombre que debería aparecer en las señales de dirección no ha de ser el nombre oficial sino el nombre de uso común de la población y usuarios a los que se dirige y a los que se pretende ofrecer la información.
Entendemos igualmente que la rotulación de esas poblaciones en las lenguas autonómicas, aunque las señales de tráfico se hallen fuera de sus territorios e informen a usuarios que mayoritariamente hablan español, supone una concesión gratuita e innecesaria a las demandas identitarias de esos territorios (que no tiene ningún sentido fuera de ellos) y no un servicio de información útil para los usuarios de esas vías; y que en todo caso puede ser más útil si se hallaran escritas en español. Ese, la utilidad, debiera ser el criterio predominante en todo caso.
La situación resulta además enojosamente discriminatoria cuando observamos cómo en carreteras nacionales en territorio catalán aparecen los nombres de nuestras poblaciones aragonesas rotulados en catalán, pese a que el nombre oficial de las mismas es únicamente español. Así, es posible ver en las salidas de Lérida cómo el nombre de Zaragoza aparece rotulado como Saragossa y el de Huesca como Osca. En ambos casos, en nuestro territorio y en el suyo, prevalece el catalán. En el nuestro para nombrar a sus poblaciones, y en el suyo para nombrar a las nuestras. Resulta absurdamente discriminatorio que en todos los casos, en su territorio y en el nuestro, se haga predominar a la lengua minoritaria sobre la mayoritaria, y los derechos de la minoría de hablantes en catalán sobre los de la mayoría de hablantes en español.
Por todo ello, SOLICITA:
Que eleve esta petición a la Dirección General de Tráfico para que la rotulación de poblaciones en las señales de dirección ubicadas en territorio aragonés se realice en español (castellano), la lengua oficial del Estado, oficial también en nuestra comunidad autonóma, y hablada de forma mayoritaria por nuestra población y por los usuarios de nuestra red viaria.
En particular, el nombre de Lleida que aparece en la salida de carreteras y autopistas de nuestro territorio que se dirigen hacia Cataluña debería hallarse escrito como Lérida. Y en caso de que se decida mantener ambas denominaciones, en español y en catalán (Lérida y Lleida), otro tanto debiera exigirse en la rotulación de nuestras poblaciones en territorio catalán.
Zaragoza, 17 de octubre de 2017
Fdo.: Lorenzo Castelereanas Puyó