Oligocracia vs democracia
Uno de los principios obvios de la democracia es que lo que a todos
concierne entre todos se decide. ¿Concierne una eventual secesión de
Cataluña a todos los españoles? Evidentemente sí. Las consecuencias de
una decisión de tal entidad son gravísimas, importantes y de efectos
trascendentales para ambas partes, para esta generación y para las
futuras. Las consecuencias económicas afectarían a ambas partes, con
importantes caídas del PIB y un más que seguro empobrecimiento mutuo.
Además hay que resolver multitud de asuntos: la definición de las
fronteras, el pago de la deuda, la nacionalidad de sus habitantes, la
titularidad de las infraestructuras, la gestión de las cuencas
hidrográficas compartidas, aranceles, depósitos bancarios, seguridad
social y pensiones, funcionarios… La lista es interminable y las
negociaciones muchísimo más complejas que las del Brexit. Unas
negociaciones de esa entidad requerirían años y como ha dictaminado la
Corte suprema de Canadá , ni siquiera una vez constatada una mayoría
clara a favor de la secesión (en el caso de Quebec) es seguro que las
negociaciones hubieran de desembocar inevitablemente en ella. En
cualquier caso, los términos y temas de la negociación serían decididos
por el Estado federal canadiense y no por la provincia que desea
segregarse. Algo, como se ve, muy alejado de la declaración unilateral
de independencia que pretenden en Cataluña. No hay precedentes de que
nunca ningún Estado creado mediante secesión unilateral haya sido
admitido en las Naciones Unidas contra la voluntad manifiesta del
gobierno del Estado anterior. El gobierno catalán pretende arrogarse de
forma absolutamente antidemocrática el derecho a decidir sobre un
asunto de consecuencias gravísimas sobre un conjunto de ciudadanos muy
superior a la propia población catalana. Y decidir unilateralmente por
ellos, sin su concurso ni participación. Y lo hacen además invocando,
de forma absolutamente impropia, la democracia, cuando lo que están
planteando es una oligocracia descarada y obscena. Pero lo más curioso
es que este disparate es compartido por un partido cuya cúpula
dirigente son o han sido profesores de ciencias políticas. ¡Qué habrán
enseñado a sus alumnos! Es evidente que a los nacionalistas les gusta
más la oligocracia que la democracia, siempre que ellos puedan ser los
oligarcas.
J. C.
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