La Asociación Lengua Común deplora la moción de rechazo del Ayuntamiento de Zaragoza, del pasado viernes 27 de Octubre, a la ley de lenguas promulgada por la DGA. Considera que esa moción excede totalmente las competencias de un Ayuntamiento, ya que la legislación lingüística está totalmente fuera de su ámbito de gobierno; Considera igualmente que, de hecho, el idioma utilizado por los ciudadanos no debería ser objeto de regulación alguna, ni por parte de la DGA ni por institución alguna.
Igualmente, la Asociación Lengua Común muestra su extrañeza por el hecho de que fuera Izquierda Unida quien, por medio de una enmienda transaccional, incorporara el conocimiento y aprendizaje del catalán “como lengua histórica de nuestra comunidad” entre las medidas de promoción que se instaban al Ayuntamiento de Zaragoza en el ámbito, obviamente, de su término municipal.
Consideramos que no cabe mayor muestra de desconocimiento de la realidad lingüística zaragozana, donde el catalán es muy minoritario frente al español e incluso frente a las lenguas extranjeras de reciente y gran difusión en nuestra ciudad, como el chino, árabe, rumano o wolof.
Consideramos que esas políticas de promoción artificial de unas lenguas ajenas y sin ningún arraigo en la ciudad de Zaragoza no tienen ninguna justificación desde el punto de vista de los derechos ciudadanos, pues a nadie benefician ni nadie las reclama, sino que responden a un deliberado propósito disolvente de la cohesión social y nacional, pues la existencia de una lengua común ha sido históricamente uno de los factores clave en la creación de las grandes naciones europeas. Ese papel ha sido el que ha desempeñado el español o castellano en la creación de la nación española.
Desde la Asociación Lengua Común reclamamos que las políticas lingüísticas que se lleven a cabo desde las instituciones respondan única y exclusivamente a las necesidades de comunicación e integración de los ciudadanos y nunca a políticas de ingeniería social ni a añoranzas históricas de una realidad que pudo haber sido y no fue o que fue y ya no es. Ni se puede imponer a los ciudadanos el aprendizaje de lenguas extrañas y sin ninguna utilidad práctica ni se pueden desviar fondos para crear una realidad distinta y ajena a la sociedad. En resumen, consideramos que no se pueden desviar fondos tan escasos y necesarios para el bienestar de nuestros ciudadanos con el objeto de crear una realidad distinta y ajena a la existente hoy en día en nuestra sociedad.